jueves, 5 de agosto de 2010

Secuencia IV: La decisión (Punto seguido o punto y aparte)

En esta secuencia vemos a Emma desde una perspectiva cenital. Está acurrucada en la cama en posición fetal y fuera del cuarto podemos escuchar cómo Noa cierra la puerta de la entrada y cómo llama al ascensor.

Cuando ya no escuchamos a Noa, Emma se da la vuelta en la cama de forma que se queda acostada mirando al techo, como si no estuviese mirando, de esta forma establecemos una especie de conexión y compartimos con ella esos recuerdos que la mortifican y que la han convertido en un espectro, una sombra de la chica alegre y alocada que era.

Desaparece la habitación y encontramos a Emma y al chico rubio sonriendo, paseando de la mano, mirando escaparates, besándose en un barco de un parque, viendo una película en el cine, son todas escenas llenas de luz y colorido. A continuación vemos a Emma con un teléfono en la mano en un dormitorio con muy poca luz. Las agujas del reloj se mueven rápidamente, la horas pasan al mismo tiempo que Emma va cambiando de posición: sentada en una silla, en el suelo, en la cama, de pie al lado de la ventana… pero siempre con el teléfono en la mano. Esperando.

Regresamos al cuarto donde Emma está acostada mirando al techo, para luego volver a cambiar de espacio. Ahora estamos en una discoteca. Ella está bailando con Lois. Mientras la gente a su alrededor baila frenéticamente, los dos chicos permanecen al margen. Aunque están en el centro, bailan muy lentamente, casi parece un abrazo en lugar de un baili. Reducimos el plano, un primer plano que encuadra a Emma y a Lois besándose con ternura y cuando ampliamos de nuevo la escena, observamos que Lois tiene una maleta y que la discoteca ha sido sustituida por una especie de andén.

Volvemos una vez más al cuarto con Emma que cierra los ojos. Nos acercamos poco a poco hasta que llegamos a estar muy cerca de su rostro, lo suficiente para ver cómo un par de pequeñas lágrimas escapan de sus ojos que ahora vuelven a estar abiertos. Nos acercamos aun más, mucho más, tanto que parece que nos sumergimos en sus pupilas. En una completa oscuridad empezamos a ver una serie de imágenes, como si fuesen fotografías, fotografías intercaladas de Lois y el chico rubio que se van sucediendo cada vez más velocidad.

De pronto, Emma abre los ojos, se queda unos segundos paralizada y se levanta de la cama, se sienta en el borde un momento para luego ponerse de pie. Camina hacia el escritorio y coge el teléfono.




2 comentarios:

  1. Me han gustado esos cambios de escena.

    Perfectamente uno se puede imaginar como en una película van ocurriendo los hechos, no hay nada ambiguo, todo es claro y directo.

    Buenos planos, escenas bien escogidas jeje

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  2. Me voy al siguiente, me voy corriendo...

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