viernes, 13 de agosto de 2010

Capítulo 5


V

Menudo es mi hermano

- Me encanta cuando me dejáis solo cenando. ¿Queréis volver las dos a la tierra y dejar vuestros respectivos mundos de la piruleta?

La voz de mi hermano interrumpió mis pensamientos. Una vez más acudía a mi rescate. No puede imaginarse cuánto lo voy a echar de menos este año ni cuánta falta me va a hacer. Si es que cuando digo que es el mejor hermano del mundo es por algo. Desde pequeños siempre ha estado protegiéndome, apoyándome en todo, secundando mis disparatadas ideas y parándome los pies cuando me revolucionaba demasiado.

- Duna te recuerdo que una vez que pinchas algo con el tenedor, el siguiente paso es llevárselo a la boca. Lo de masticar, si quieres ya te lo explico otro día que no te veo especialmente capacitada hoy.
- JA, JA. Qué gracioso. Me parto. Jooo me pillaste distraída pensando en mis cosas. Eres malo, estoy deseando que te vayas –dije echando mano de mi mejor carita de pena.
- Venga boba, reconoce que me vas a echar de menos. ¿A quién le vas a ir con tus penas, eh?
- Tengo amigos, ¿sabes?
- No lo pongo en duda pero no creo que te puedan dar mejores consejos que los míos.
- ¿Y tú qué sabes? –le repliqué sacándole la lengua.

Pero tenía razón. No hay nadie mejor que él para escuchar tus problemas y dar buenos consejos. Lleva toda una vida ejerciendo de psicólogo familiar, aguantando mis neuras de soñadora y soportando estoicamente las historias que mi madre le cuenta sobre cada uno de los novios que han pisado esta casa. Y lo más sorprendente, aun a pesar de vivir rodeado de locas neuróticas, ha conseguido convertirse en un hombre sensato y responsable con una empatía hacia los sentimientos de los demás realmente envidiable.

No es de extrañar que haya acabado optando por estudiar Psicología, no podría contar con mejores aptitudes ni con más experiencia en el terreno. “Este chico va a llegar lejos” dijo uno de los novios de mi madre. Era un afamado psicoanalista del centro, de esos que por una hora de fingido interés por tus problemas te pegaba un sablazo de los lindos. Pero aunque su desmedido interés pecuniario hacía que a mi hermano y a mí nos cayera un poco gordo, hay que reconocer sus méritos. Aconsejó a Gael de maravilla. Cuáles eran las mejores facultades, qué libros le podían ser de ayuda, incluso le presentó al decano de la que será su facultad.

Y mi hermano encantado, claro. Está realmente interesado y lleva años soñando con llegar a ser un gran profesional. Lo malo es que se va a tener que ir de la ciudad para estudiar y nos quedaremos mi madre y yo solas. No sería de extrañar que cuando volviera nos encontrara a lo Jack Nickolson en El Resplandor: “Sin Gael y sin su entereza, Duna y Teté pierden la cabeza”. Vale “entereza” no queda muy bien pero fue lo único que se me ocurrió que rimara con “cabeza”.

- ¿Verdad Duna?
- Eh –balbuceé al volver de nuevo a la realidad- eh sí. Bueno… esto… no.
- A ver, ¿sí o no? –preguntó Gael con expresión divertida.
- Eh… no sé. ¿Cuál era la pregunta?
- ¿A que te estabas imaginando una noche de pasión desenfrenada con tu querido Jason?
- ¡Gael! ¡Jo mamá dile algo!
- Eh… jajajajaja – estalló en risas mi madre.
- ¡Os odio! ¿Cómo podéis ser tan malos? Y tú mamá, no deberías permitir a tu hijo decir cosas así.
- Oye enana que ya soy mayorcito y no tiene que censurarme nadie.
- Bueno, bueno. Eso tendré que decidirlo yo, ¿no creéis? De la misma forma que voy a decidir a quién le toca fregar los platos de la cena.
- Le toca a Gael.
- Oh mamá… ¿De verdad vas a permitir que me pase mi última semana en casa fregando los platos? ¿No preferirías aprovechar todo el tiempo posible con tu hijo preferido y dejar que la enana, a la que vas a tener que aguantar todo el curso, friegue los platos?
- ¡Gael! En primer lugar, YO soy su preferida. En segundo lugar, está deseando perderte de vista y en tercer lugar, ¡es trampa recurrir al chantaje emocional!
- Chicos, chicos. Venga, no discutáis. Subid que ya friego yo todo esto.
- Ok ma –dijo mi hermano.
- Gracias mami –le dije mientras le daba un beso.

Gael y yo salimos de la cocina y cuando llegamos a las escaleras, nos miramos, sonreímos e hicimos nuestro choque de la victoria.

- ¡Sí! ¡Lo hemos vuelto a conseguir! And the Oscar goes to Gael and her sister Duna.



 

2 comentarios:

  1. Amo ésa conexión que tienen los hermanos, hubiera querido tener un hermano mayor, pero los que tengo no me han decepcionado nunca, y éste es el primer lugar en que veo ésa conexión plasmada como es; la mayoría de las personas no lo entienden, como cuando cambias una miradita y sabes perfectamente lo que piensa el otro. ¿Es que tienes hermanos tú?

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  2. Pues la verdad es que lo que plasmé aquí es un poco idílico, la idea que yo tengo de cómo se deben llevar un par de hermanos con estas características... yo aunque tengo un hermano no tengo muy buena relación con él porque no nos parecemos nada... en fin cosas que tiene la vida xD

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